En la búsqueda de conexiones superiores, un viaje personal hacia el amor propio.

En este caso particular, he elegido usar mi experiencia personal como caso de estudio en un intento de explicar la dificultad de encasillar la existencia de personas o individuos en categorías y etiquetas.

En este caso particular, he elegido usar mi experiencia personal como caso de estudio en un intento de explicar la dificultad de encasillar la existencia de personas o individuos en categorías y etiquetas.

Durante mucho tiempo, pensé que era víctima de mis circunstancias, viviendo como mujer Afrodescendiente en el lugar equivocado, en el momento equivocado, sin ser el personaje Caribeño habitual asumiendo los rasgos culturales típicos de quienes se suponía que debía representar.
Ser el producto de un matrimonio de conveniencia, incluso si me las arreglé para convertirme en ” rayo de sol mezclado con un pequeño huracán “, el milagro que dos cuerpos extraños pueden producir llegando a ser uno por un instante, creando nueva vida y nuevos comienzos.
Debo admitir que siempre me he sentido fuera de lugar, tratando de cumplir con lo que se esperaba de mí. Fui criada en Europa en una época en la que podías convertirte en una trabajadora con una carrera consagrada, una esposa o una divorciada, una madre con una vida social, una casa,  2.1 hijos y un coche. Si eras el prototipo europeo.

De lo único que estaba segura era de que quería ser libre, sin saber cuán costoso podría ser esto para alguien como yo.

Crecí rodeada de mujeres que eran impresionantemente fuertes y ferozmente independientes. Al menos, las recuerdo haciendo malabarismos con la maternidad, el trabajo y su propia vida, incluso cuando había una pareja o esposo en la ecuación; una carga accesoria para agregar a su ya pesada carga. Y no soy una excepción a la típica hija que resulta ser la versión opuesta o la copia exacta de su madre cuando se trata de mis relaciones con los hombres.
Al igual que en muchas otras familias, la religión fue y sigue siendo un gran problema en mi tribu, respetabilidad y matrimonio también, aunque fui testigo de muchos bochornosos falsos dilemas morales y predicadores autoproclamados, haciendo más maldad y cometiendo más adulterio que cualquier mortal común. Sin embargo, el mensaje de que mi carne era sinónima del deseo del diablo se transmitió sin interferencias.

Creo que tenemos problemas no resueltos en mi comunidad y mi familia no es una excepción en lo que respecta al sexo, su relación con el cuerpo, su correlación con la autoestima, en el tango que es la controvertida dualidad del hombre contra la mujer, con el propósito de la maternidad, con la entrega emocional o romántica, con el condicionamiento cultural, con la herencia ancestral y legado de la plantación.

Desde el punto de vista AfroCaribeño, parece que nosotras, como mujeres Negras, tenemos que ser las dadoras incondicionales, las que tenemos para entregar nuestra voluntad, nuestro cuerpo y corazón, así como nuestra vida, para ser merecedoras de amor o como quieran llamarlo; así como tampoco creo que el tratamiento recibido, en realidad, pueda llamarse amor.
La idea de que nosotras podríamos aspirar al amor incondicional como seres humanos es, una vez más, una utopía evasiva, considerando quiénes somos y de dónde venimos. Cuando somos el símbolo de la resiliencia y la supervivencia indestructibles, como ” la complejidad de la psique de la mujer negra ha surgido para superar su condición racializada, para asumir las dificultades de su existencia y opresión específica.”
” El Síndrome de La Mujer Negra Enojada, La Mamá Negra Indestructible y los arquetipos de La Jezabel, se han convertido en tortura y agonía para las mujeres Negras. No hay espacio para otras representaciones, para explorar más profundamente en la esencia de su feminidad.”

Bajo esta premisa y estas caricaturizaciones que se han convertido en creencias confundidas con roles y símbolos tradicionales, es casi imposible otorgarnos la posibilidad de recibir algo para nosotras mismas que podría parecer:

  • empatía
  • comprensión
  • compasión
  • amor
  • perdón
  • acompañamiento

o incluso formular la idea de que cualquiera de nosotras podría aspirar a algo más si pudiéramos sentirnos merecedoras de cualquiera de estas cosas.

No es que la mujer Negra como símbolo sea diferente o más fuerte que cualquier otra encarnación femenina, pero no tiene más opciones que ser la columna vertebral de su familia y comunidad.
Así es cómo hemos sobrevivido de la plantación hasta ahora, repitiendo este patrón, generación tras generación; como nunca le fue concedida otra alternativa, ella simplemente asumió que era el destino vinculado a su condición. Y ciertamente añadiría que éste tema nunca fue cuestionado hasta ahora.
Otra gran preocupación surge cuando pensamos en el hecho de que su cuerpo fue secuestrado para transformarse esencialmente en la gran figura materna, la gran sanadora, la gran protectora de todos los miembros de su comunidad, sacrificándose a sí misma para atender a todos los demás y sus dolores y necesidades, dejándola completamente vacía para satisfacer a las suyas propias, sin voz, ya que nadie consideraría que ella merece crédito por tanto martirio.

Hay un dicho popular que lo manifiesta:

” Quiero que las mujeres Negras experimenten un amor que no implique sufrir primero y ser glorificadas después.”

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some of us. some of our parts.
have never. felt love. joy. pure
attention. acute connection. and
weare feral. human andferal.
andlife is wilderness. and
lonelinessis family. so please be
gentle. patient. with yourself and
others. some of us. someparts of
us. have been the only person.
only being onearth. from birth.
some of us. some parts of
us are feeling. beautiful things.
for thefirst time.

nayyirah waheed

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Lo que nuestra comunidad no logró abordar es que el respeto nunca es sumisión o prepotente dominación, sino el reconocimiento otorgado por el mérito obtenido como resultado de los grandes esfuerzos y logros durante el camino recorrido. Una tarea imposible de realizar en beneficio de nuestras mujeres resilientes siendo increíblemente valientes, manteniendo vivo por defecto el sistema matriarcal impuesto en la plantación, confundido con una fantasía patriarcal hoy en día, y atrapadas entre la opresión racial y una sociedad misogiNoir.
Nuestros cuerpos se utilizaron esencialmente para reproducirse y evitar la extinción, para superar la terrible amenaza del genocidio en la era de la esclavitud que duró 4 siglos.
Así es como nos acostumbramos a separar nuestras emociones y afectividad de nuestra sexualidad y cuerpo.

” Enseñas a la gente cómo tratarte por lo que permites, lo que impides y lo que refuerzas.”
Tony Gaskins

Este es el tema complejo, lo veo en mi propia experiencia como mujer AfroCaribeña.
Nunca estuve a gusto o en paz con mi propia encarnación femenina creciendo o convirtiéndome en una mujer madura atrapada en un cuerpo extraño.

A mis treinta años comencé a sentirme deseable y femenina, pero no era gracias a las percepciones ajenas sino por las mías propias.
En ese momento, iba rapada, no usaba ningún tipo de truco cosmético o maquillaje adicional y ciertamente no era del tipo sexy con ese cuerpo andrógino mío.
Este cambio drástico de apariencia coincidió con mi segunda expatriación voluntaria, que terminó en una ubicación remota, lejos de las grandes metrópolis multiculturales del norte, a las que estaba acostumbrada. Me convertí sin saberlo en uno de los únicos especímenes locales de mi tipo específico. Experimentando mucha atención depredadora masculina no deseada, fue degradante y demasiado para soportar, debo reconocer como si mi cuerpo pareciera estar disponible para cualquier transeúnte, en cualquier circunstancia.

En ese paisaje local, comencé a cambiar, me abstuve de mi habitual apertura amigable, ya que era prácticamente imposible para mí conectar sin ser sometida y reducida al papel de objeto sexual.
Otra sensación inquietante en aquel entonces, era el hecho de estar en presencia de otras mujeres, en una noche de chicas, supuestamente de amable amistad, y observar que ninguna de ellas intentaría protegerme o defenderme de forma solidaria, cuando mi integridad física se viera amenazada en su presencia. Estando sola, fui atacada en varias ocasiones; en este momento fue cuando decidí dejar de tener citas y me convertí en célibe durante unos 7 años.
¿Fue una reacción extrema a la hipersexualización que estaba experimentando?

Tal vez, pero completé definitivamente en este momento mi proceso de internalización, para evitar ser percibida como sexy de cualquier manera posible.
En realidad, fue un gran alivio no estar sujeta a la irresponsabilidad de potenciales parejas sexuales, que no querían usar protección, pensando que era algo común para alguien como yo.
No quería que me usaran como un mero fetiche exótico, como un juguete sexual humano, o volverme una participante consciente y activa en mi propia deshumanización. Una muñeca sexual hecha de carne y hueso, para ser receptora de los fluidos corporales masculinos sin otro espacio para existir.

Después, de intentar ser la novia perfecta en una sucesión de relaciones a largo plazo en mi veintena. Me di cuenta de que el sexo no era un tabú o un problema para mí y no necesitaba liberación por esa parte, sintiéndome lo suficientemente libre como para explorar hasta cierto punto. Pero al mismo tiempo, iba moviéndome por inercia haciendo lo que se esperaba de mí, y esto no me trajo más cercanía o intimidad con mis parejas. Estaba cumpliendo con el propósito de ser la novia complaciente.
Reproduciendo automáticamente el rol cultural, que había sido mi alimento entre modelo Caribeño y Occidental.

Mi celibato voluntario me cambió profundamente. Empecé a mirarme por primera vez sin la necesidad de hacerlo a través de los ojos de un hombre.
No necesitaba un hombre para poder existir o que me eligiera para sentirme suficiente y completa, o para sentirme digna de ser llamada mujer, o porque alguien tenía acceso a mi cuerpo.

Dejé de reemplazar mi curación con personas.

Mi cuerpo cambió ligeramente y parecía como si estuviera atrapado en el tiempo, viviendo en esos eternos veinte años, cuando mis treinta estaban ya terminando. Sin duda atraía a muchos cuerpos y almas jóvenes y me convertí en un objeto de deseo para hombres y mujeres por igual.
El tipo de deseo que comencé a manifestar también cambió, me atraían ahora las mujeres, se trataba de relaciones platónicas y alteras, conexiones profundamente sentidas, con cercanía emocional pero sin interés sexual, sensual o romántico.

No sentía la necesidad de ser sexualmente activa y no quería estar cerca de la energía masculina.
Al mismo tiempo estaba hipersexualizada en ambos lados del espectro y fui sometida a un escrutinio muy severo, ya que nadie podía entender o aceptar mi conducta.
Las proyecciones de otras personas me tenían practicando sexo con cualquier género en el que pudiera poner mis manos, o con cualquiera con quien tuviera una amistad cercana. Las fantasías de la gente sobre mi carisma sexual se convirtieron en mi promiscua reputación.
Me había transformado a mí misma en un personaje ambiguo, me dijeron que parecía una lesbiana pero no me sentía como tal. Todavía tenía atracción estética y aprecio por las características físicas de los hombres, pero no me gustaba la idea de ser tocada o teniendo una relación con uno de ellos.

Desde entonces, volví a caer en el patrón cultural típico de querer cumplir con la norma, entablar otra relación heterosexual, concebir un bebé, convertirme en madre e, inevitablemente, para acabar siendo la cabeza de familia, como mi madre antes que yo.
Y volví al celibato una vez más, por otro ciclo que ha durado casi 7 años, hasta ahora.

Lo que pude deducir de las últimas dos relaciones que tuve, es esto.

Todavía estoy llevando a cabo una batalla interna conmigo misma entre la cultura impuesta y aquello a lo que aspiro.
Esto requiere un nivel de honestidad conmigo misma, mucho compromiso personal, ya que se trata de autoestima y aceptar quién soy, lo que necesito y cómo espero ser tratada.
Y debo asumir que no todo el mundo aceptará o sabrá cómo recibir esta energía, pero también se trata de hacer las paces con esa posibilidad y seguir viviendo.
Evolucionar desde ese punto es negarme a borrar o traicionar mi esencia para la comodidad de otra persona.
Se trata de aceptar que un escaso amor como mínimo aceptable no existe y nunca conformarse con menos de lo que me merezco.
El único camino a seguir es construir relaciones sanas y abiertas con los demás, haciéndoles saber quién soy sin pretender ser otra persona o aparentar tenerlo todo bajo control.

” No puedes sentirte cómodo con tu antiguo yo y esperar que emerja tu nuevo yo.”
India Ameye

Asexual desire
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Evolucionar desde ese punto es negarme a borrar o traicionar mi esencia para la comodidad de otra persona.
Se trata de aceptar que un escaso amor como mínimo aceptable no existe y nunca conformarse con menos de lo que me merezco.

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El autocuidado emocional es esencial, es estar cada vez más en sintonía con el mis propias emociones, prestando atención a mis desencadenantes y patrones de pensamiento y desarrollando estrategias, encontrando herramientas para resolver y solucionar.
Como soy un ser creativo, estoy usando varias fuentes de autoexpresión para permitirme exteriorizar mis sentimientos ya que el Arte es una terapia para mí.
Otra vía que considero necesaria es el autocuidado espiritual, y tiene nada que ver con la religión.
Ir en contra de la corriente, atravesar el tormento interior o tratar de sanar el trauma, todo ello tiene que manejarse desde un lugar o una mente tranquila. Es bastante desafiante pasar por fuertes sentimientos o emociones.

Todos necesitamos reconectarnos con nuestro centro en busca de equilibrio. Además se hace por uno mismo, no se trata de que otras personas lo entiendan.
Nuestras relaciones personales también son fundamentales, ya que somos seres sociales, las conexiones importantes en nuestras vidas pueden convertirse en salvavidas.
Es tan importante pasar tiempo de calidad con sus seres queridos y amigos de confianza que cuidar nuestro cuerpo a largo plazo.

Soy mis antepasadas, mi familia, mi madre, mi pasado, mis batallas, mis cicatrices, mi pena, el dolor; Todavía lo puedo sentir debajo de mi piel.
Todo fue mi terreno de construcción, mis piezas personales, articulaciones y huesos para constituir mi existencia compleja, esta alma emergente y constantemente evolucionando.
Creo en el destino ya que mis experiencias se han convertido en mi esqueleto, son mis páginas escritas para mi evolución, lo sentí y lo sobreviví.
Es parte de mi crecimiento, parte de mi sabiduría.

El cambio lleva tiempo…

Todo lo que podemos hacer es practicar la imperfección, aceptar nuestros defectos si tenemos algunos como criaturas vivientes, sin perder la perspectiva de nuestra impermanencia, nuestra ingenuidad y ego desproporcionado.
Lo que tenemos son diferencias por ser únicos, aprendimos a nuestro propio ritmo, cada uno de nosotros tiene su propio recorrido, no somos criaturas perfectas ya que la perfección no existe.
Estamos aquí para aprender esencialmente y está bien si lleva tiempo, si duele, y luego viene el proceso de curación.
Haciéndolo por nosotros mismos por los que estaban antes que nosotros y los que vendrán después de nosotros, ya que todos estamos interconectados a través de nuestra sangre y huesos, como la epigenética demostró.
Nos estamos convirtiendo en los nuevos antepasados.

En la vida se trata de elegir…

Escuchando nuestra voz interior, arrojando luz sobre la expansión de nuestra autoestima como un viaje útil hacia el amor propio y la autoaceptación.
El enamoramiento comienza con nosotros mismos, con el autocuidado, hasta encontrando nuestro camino a través de la curación.
Aprendiendo a practicar la compasión, el perdón, la paciencia, respetando a quienes fuimos y en quienes nos estamos convirtiendo.

” Perdemos cosas para encontrar cosas, algunas cosas que ni siquiera sabíamos que habíamos perdido.”
Della Hicks Wilson

Me queda muy claro a mis cuarenta y tantos años, todo aquello con lo que mi alma y mi corazón son compatibles.
Esto es, sobre todo, una conexión intelectual, emocional y espiritual, lo cual supone vibraciones y frecuencias más altas, para lograr cercanía e intimidad, tengo que conocer el alma y el corazón del otro para que ya no sea ajeno.
” La intimidad no es puramente física”, como he leído en alguna parte.
” Es el acto de conectarse con alguien tan profundamente que sientes que puedes ver en su alma. “
El sexo no es la conexión, conduce al apego.
Puede ser un complemento posterior a una conexión profunda y genuina ya existente.
No quiero sentirme intoxicada o desorientada por la gratificación sexual instantánea pero arraigada y tranquila mientras experimento una atracción creciente por la otra personalidad que estoy empezando a descubrir y explorar.
La libre energía y las conversaciones deben suceder naturalmente, venerando el hoy y ahora, el momento presente, el fluir.
Encontrando en el otro cierto estímulo que se acoplará con mi curiosidad natural, mi necesidad de aprender de otra existencia, siendo consciente de que ambos somos espejos que reflejan rasgos y características del otro, nosotros, algo sobre que ambos tienen que trabajar y perfeccionar.
En mi opinión sería necesario tener en común ciertos ideales y creencias humanistas.
Se enfatizaría mucho la comunicación, para explorar las varias dimensiones y puntos de vistas de cada uno sobre este mundo. Usando nuestras voces y sus vibraciones, con nuestra elección de palabras y silencios.
Usando nuestros ojos para observarnos y lenguaje corporal no verbal.
Diciéndonos con paciencia y respeto quiénes somos, de qué estamos hecho, de dónde venimos y quizás a dónde vamos.
Practicando la delicadeza evitando el juicio.
Las aspiraciones, esperanzas, sueños y necesidades se expresarían sin ansiedad o miedo a la desalineación que podría conducir a la pérdida de conexión. Aprendiendo al mismo tiempo a sentirse cómodos o incómodos juntos, intercambiando sobre lo que es importante en nuestras vidas.
Creo que no hay un momento correcto o incorrecto para conectar con otra alma vibrante porque atraemos lo que estamos listos para experimentar, listos para confrontar, listos para aprender.
Estoy aprendiendo a honrar mi verdad cuando tengo que tomar esa decisión o ese compromiso, esta es la única forma de saber si es adecuado o sano para mí.

En un momento en que nuestros cuerpos todavía se consumen en exceso como productos para el placer y satisfacción de otras personas.
En un momento en que nuestros cuerpos aún son vigilados, criticados, culpados por ser demasiado ajenos y extraños, lejos de la norma Blanca impuesta e inventada que les permite existir solo como figuras dismórficas.
Elijo ocupar mi cuerpo y no dejar que nadie más lo haga, ya que no seré posesión de nadie.
Elijo no ser reducida por el deseo sexual o la fantasía de otra persona.
Elijo ser mi propia percepción de la belleza donde lo que los demás consideran fealdad será conscientemente mi hermosura única.
Elijo no ser de otro sino mía, mientras no haya recuperado por completo mi propio cuerpo, en el reino físico, emocional, sexual y espiritualmente; el tacto y el sexo no significarán nada para mí, si toda mi encarnación y alma femeninas, no son la esencia de cualquier encuentro con un espíritu afín.

Tengo este mensaje para transmitir a todas estas mujeres viviendo la maldición de la mujer Negra, jugando a ser indestructibles por su melanina y encarnación femenina.
En mi querido Caribe llamamos esta mujer:

«Fanm Poto Mitan» y ella ya no debería ser más un símbolo o una aspiración porque el sacrificio ciego es miseria y dolor y termina en autodestrucción.
Este ya no es nuestro destino terrenal si elegimos no perpetuar el trauma intergeneracional, sacrificando toda nuestra existencia por cada miembro de nuestra comunidad, ya que el dolor no es solo nuestro.

El cambio debe ocurrir desde nuestro interior, nadie más puede privarnos de nuestro proceso de curación, es nuestro don sagrado, es amor divino
e incondicional.

Y no debemos olvidar que también hemos heredado de la sabiduría intergeneracional.
Nadie más puede manifestarlo excepto nosotras mismas.
Ya no podemos ocultar nuestra frágil humanidad.
Debemos mostrar al mundo quién somos realmente, ya que ambos lados de nosotras pueden coexistir.

Merecéis ser apreciadas, amadas y apoyadas.

” Si no sanas lo que te lastimó, sangrarás sobre las personas que no te cortaron.”

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Si no sanas lo que te lastimó, sangrarás sobre las personas que no te cortaron.

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Asexual desire

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