Euzhan Palcy

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Hace exactamente 35 años, la primera mujer Negra, hizo historia, revolucionando el festival de Cannes, ganando el primer César de su historia, otorgado a una cineasta Afrodescendiente con su primer largometraje “Calle Cabañas Negras”, una adaptación cinematográfica de la novela semiautobiográfica de Joseph Zobel, retratando la condición de la población Negra del Caribe Francés en los años 30, periodo posterior a la esclavitud en el corazón de una plantación.

Justo un año después de haber sido galardonada con el León de plata en el Festival de Venecia, además la película otorgó a la actriz Darling Legitimus, de 76 años de edad, el León de Oro a la mejor actriz. En total, esta aclamada y fascinante función de debut ganó 17 premios internacionales, sumando a su trayectoria el Premio Black Filmmakers Hall of Fame, en 1985.

En los últimos meses, hemos sido bombardeados por la prensa internacional, con varios periódicos y un artículo del New York Times, también confirmó que debíamos prepararnos para recibir un mes de mayo 2019, como un momento emblemático en los últimos 72 años de historia del Festival de Cine de Cannes, gracias a la llegada de “La primera Mujer Negra compitiendo en el Festival”, como directora, desde entonces, Mati Diop ha ganado el Gran Premio de este año y estamos sobrepasados con la atención de los medios internacionales, llamándola “La primera mujer Negra a ganar un Cesar en Cannes”.

En principio, siendo yo misma AfroCaribeña y Francesa, no me importaría en absoluto, todo lo contrario.
La dificultad surge, cuándo una se da cuenta que la noticia es falsa. Lamentablemente, esta es una señal típica de declive de lo que todavía intentamos llamar periodismo hoy en día, sin importar cuán prestigiosa pueda ser la fuente. Curiosamente, el propio New York Times, elogió con impresionantes críticas la directora Euzhan Palcy por su primera película en 1984.

Percibo una voluntad subyacente de borrar el pasado en favor de la novedad del momento. Lo que me hace preguntarme, ¿por qué es que un destino debe necesariamente sofocar a otro?
Lo que me desconcierta aquí, es la sobreexposición mediática de ámbito internacional que se dio a la protagonista antes del concurso, como si los dados habían sido lanzados con antelación.
Realmente, parece una campaña de marketing sofisticada y bien orquestada, para limpiar la imagen de cierta Francia en un contexto político muy caótico, posterior a un discurso acordado a la campaña #OscarsSoWhite, que sigue siendo relevante hoy, además del manifiesto colectivo “Ser Negra no es mi trabajo”, visto en la croisette el año pasado.

El nombre de Euzhan Palcy, siempre será sinónimo de nuestra primera directora Negra innovadora y revolucionaria. La primera mujer cineasta Negra tan honrada y decorada en la historia contemporánea, un ícono viviente para nuestras comunidades Caribeñas y Afrodescendientes.
Ella es una de las figuras femeninas más destacadas que ha cambiado la historia del cine, y forma parte de un círculo muy pequeño de mujeres que han revolucionado Hollywood. El British Film Institute la clasificó entre los tres primeros, de los 100 iconos Negros del mundo audiovisual, más simbólicos de los últimos 100 años, como mujer y directora.

Lamentablemente, no siempre ha disfrutado del reconocimiento que merece en su país de origen o en la escena internacional.
En Francia, donde la ausencia de actores y cineastas Negros es palpable, detrás y delante de la gran pantalla, este hecho revela, claramente el panorama inequívoco de un sector donde la jerarquía racial es dominante. Sus constantes luchas por practicar su oficio en la industria del cine, son el reflejo innegable de un contexto que encontramos en cualquier país occidental, para una mujer Negra navegando en un entorno despiadado, patriarcal, artístico y elitista ; ajustándose inevitablemente a ser la imagen tokenizada, la excepción que confirma la regla.

Siempre, ha estado a la vanguardia, a través de sus largometrajes, retratando la experiencia Negra en el cine francés, enfocando su trabajo en la justicia social, contra el apartheid, arriesgando incluso su propia vida. Reinventando la narrativa de la Negritud dándole vida en las pantallas de todo el mundo y en el contexto francés, exponiendo el legado de una herencia poscolonial. Ha sido la primera de su categoría como mujer y directora Negra en todo lo que ha tocado en su inicio de carrera, siendo precursora, en todos los sentidos, de una nueva ola internacional de mujeres Negras directoras. Una idealista en constante búsqueda de evolución, luchando contra el sistema desde que ingresó en la industria audiovisual, dónde la ambición de una vida se convirtió en misión.

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Ha sido la primera de su categoría como mujer y directora Negra en todo lo que ha tocado en su inicio de carrera, siendo precursora, en todos los sentidos, de una nueva ola internacional de mujeres Negras directoras.

Una idealista en constante búsqueda de evolución, luchando contra el sistema desde que ingresó en la industria audiovisual, dónde la ambición de una vida se convirtió en misión.

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Es la hija de un padre feminista, sus convicciones y su talento fueron apoyados y elogiados desde sus inicios, gracias a un orgulloso padre de 6 hijos, que alentó su curiosidad, sus dones de escritura y exploración de su potencial creativo.
A los 13 años, recibió la novela de Joseph Zobel “La Rue Cases Nègres”, regalado por su madre.
“Tuve un choque cultural, porque en la escuela nunca hablamos de nuestra cultura”, recuerda.
Su padre defendió su deseo de convertirse en cineasta, afirmando que Martinica no tenía ninguno y que ella podría convertirse en la primera, en una actitud muy progresista no muy común en esa época.

Salió de Martinica para París en 1975 para obtener una maestría en literatura francesa y de teatro, en la Sorbona, una licenciatura en arte y arqueología y se graduó en la famosa escuela de cine Louis Lumière, especializándose en dirección de fotografía. Se formó con los dos pies suficientemente arraigados en la tierra, sabiendo quien era y de dónde venía. En ese momento, apenas podía soportar las escasas apariciones de personajes Negros en la gran pantalla, porque estaban reducidos a cuerpos Negros, denigrados, ridiculizados, deshumanizados. Estando muy molesta, desahogándose con su familia, su abuela le diría que tenía 5 minutos para quejarse, un segundo para actuar, así que ¿qué haría al respeto para cambiarlo? Alguien que también ayudó, para canalizar tanta frustración e ira en algo más, fue su padre espiritual Aimé Césaire, que solía llamarla su pequeña guerrera. Fue uno de los fundadores del movimiento de la Négritude con Léopold Sedar Senghor y Léon Damas. En el núcleo de este movimiento intelectual, la creencia era “Yo Soy Negro, luego existo”. A través de una amiga de la infancia, cuando todavía se encontraba en Martinica, conoció y creó vínculo con François Truffaut, quien leyó su guión. El legendario director de cine de la Nouvelle Vague, guionista, productor, actor y crítico de cine, se convirtió en su mentor. Acompañada por estos estímulos, Euzhan Palcy realizó su primer largometraje en París en 1983, a la tierna edad de 25 años. Fue la primera película que se hizo sobre la historia de las Antillas francesas. Después de ver el impresionante debut de Palcy, Robert Redford la eligió para asistir al Laboratorio de Directores del Festival Sundance en 1984, convirtiéndose en su padrino Estadounidense. También, Maya Angelou se volvió una gran figura, una madrina en su vida tras mudarse para trabajar en Hollywood. Una de sus poderosas afirmaciones que la marcó fue : “No hay mayor agonía que llevar una historia no contada dentro de ti”, a lo que agregó : “Aprendí que la gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente no olvidará como hiciste que se sintieran”. M. Angelou le hizo consciente de la importancia de su lucha, que tenía que seguir adelante, seguir luchando y su ira era su combustible, esta energía debería transformarse en un impulso creativo, para que trascendiera a través de su obra.
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Euzhan Palcy ya sabía lo que quería retratar para su siguiente proyecto, una película sobre Sudáfrica, para dar voz a los oprimidos desde el punto de vista de los personajes Negros.
Después de conocer a una productora de Warner Brothers en 1986, la directora trabajó para transformar la novela de Andre Brink en contra del apartheid, “A Dry White Season”, en un thriller político.
El proyecto fue abandonado por Warner Bros, ya que fue considerado como un déjà vu, al ser una segunda propuesta sobre el contexto Africano, 2 años después de “Cry Freedom”, pero el proyecto fue rescatado y respaldado por MGM.

Mientras, explicaba sus motivaciones para elegir esta temática, la directora relata que viajó a Sudáfrica cuando la lucha y la resistencia eran muy duras, para crear conciencia sobre las injusticias sociales Sudafricanas, para cuestionar el contexto político, el sistema y admitió que “podría haber muerto 20 veces”, en busca de la verdad.
Le apasionaba tanto crear una narrativa rigurosa, contando la realidad del apartheid, que arriesgó su vida para entrar clandestinamente en Sudáfrica. Viajó al país Africano, desafiando a la sección especial del régimen con la ayuda del Dr. Nthato Motlana, médico personal y amigo de Nelson Mandela, quien la introdujo en Soweto. El médico le presentó a la gente del municipio de Soweto, mientras engañaba a los servicios secretos haciéndose pasar por una vocalista, investigando a la vez los disturbios.
Recibió regularmente amenazas de muerte de partidarios del régimen, enfurecidos por este poderoso testimonio sobre la resistencia contra la segregación racial.

Euzhan Palcy otra vez más, volvió a hacer increíblemente historia, convirtiéndose en la primera cineasta de su clase, yendo contra todo pronóstico, a dirigir una película de Hollywood producida por un estudio importante, así como la única mujer que logró dirigir una película anti-apartheid durante la época del régimen segregacionista, siendo mujer Negra además.
Este excepcional largometraje tiene un reparto impresionante con Donald Sutherland, Susan Sarandon, Marlon Brando y el actor SudAfricano Zakes Mokae.
Marlon Brando se sintió tan conmovido por el proyecto y su compromiso con el cambio social, contra la injusticia y el racismo estatal que salió de un retiro auto-impuesto, aceptando hacer la película, pero trabajando a escala sindical, una miseria en comparación con su tarifa habitual.
El guión se centra en los movimientos sociales de Sudáfrica y en los disturbios de Soweto, devolviendo humanidad a la población Negra oprimida, y reflejando el impacto real de la política del apartheid.
Convenció al estudio para contratar a todo un elenco de actores Negros Sudafricanos, en lugar actores famosos Afroamericanos.
Gran parte de la película fue filmada en Harare, Zimbabwe ; muchos de los policías Blancos en la película eran exiliados políticos de Sudáfrica.
Revolucionó por cuenta propia la industria, esta vez haciendo historia en Hollywood.
Más tarde, dijo acerca de MGM :
“Me dieron todo lo que pedí…Nunca olvidaré eso.”

Euzhan Palcy fue galardonada por su excelente contribución a la lucha por la liberación, al exponer desde dentro las injusticias sociales Sudafricanas, ayudando a que la revolución contra el apartheid se incluyera en el mapa mundial y bajo el escrutinio internacional. Se prohibió la proyección en el país mientras expuso el régimen opresivo a escala global.
“Una árida Estación Blanca” se convirtió en la última película en contra el apartheid, el último golpe de gracia como diría, antes de la liberación de Nelson Mandela en 1990.
La actuación de Marlon Brando en la película le valió una nominación al Oscar, una nominación a los Globos de Oro y una nominación al Premio BAFTA al Mejor Actor Secundario, y finalmente recibió el Premio al Mejor Actor en el Festival de Cine de Tokio en 1989.
E. Palcy recibió el Premio Orson Welles en Los Ángeles, por su destacado logro cinematográfico.
Se le concedió una entrevista con el nuevo presidente electo Nelson Mandela en mayo de 1995. En 2015, recibió el Premio de Reconocimiento Internacional Sabela en Sudáfrica.

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La cineasta dio un giro más divertido y animado, para mostrar su nativa Martinica con “Siméon” en 1992, un cuento de hadas musical ambientado entre el Caribe y París, con Kassav, los padres fundadores del Zouk, se estrenó con este nuevo género musical caribeño, innovando técnicamente una vez más, haciendo la primera película francesa que tuvo efectos especiales CGI. La película ganó el Premio Silver Raven en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas y el premio del Público en Filadelfia.

Luego, en 1994, trabajó en una trilogía documental biográfica en homenaje a “Aimé Césaire, Una Voz Para La Historia”, retratando al filósofo, poeta, dramaturgo y político, aprovechando la ocasión para hacer una crítica muy dura sobre el colonialismo francés. Ahora una obra de referencia, este documental ha recibido numerosos premios y ha sido aclamado por críticos internacionales.

Algunos de sus trabajos posteriores incluyen, un relato basado en hechos reales, dirigido y producido para ABC Studios, “Ruby Bridges” en 1998. Una poderosa historia sobre una niña de Nueva Orleans que fue la primera en integrar el sistema de escuelas públicas en una América segregada.
Continuó dirigiendo “The Killing Yard” en 2001, un drama basado en los verdaderos acontecimientos que rodearon el levantamiento de la prisión de Attica en 1971, que tuvo un impacto indeleble en el sistema penitenciario estadounidense y en el proceso del judicial. La película recibió el Premio Silver Gavel de la American Bar Association por Mejor Película Sobre Justicia.

En 2006, realizó otro documental “The Journey Of The Dissidents”, narrado por Gérard Depardieu, alejándose cada vez más del cine convencional. Reveló a través de este testimonio histórico, el importante papel desempeñado por 5000 combatientes Antillanos franceses, que apenas superaban la pubertad, durante la Segunda Guerra Mundial. Un movimiento de oposición caribeño casi olvidado, que respondió a la convocatoria del general de Gaulle contra el régimen de Vichy. Sirve de documento para una parte de la historia Negra francesa, nunca contada o reconocida, donde los sujetos colonizados arriesgaban sus vidas por una libertad que no podían disfrutar o poseer.

“Las Novias de la Isla de Bourbon”, en 2007, es una aventura épica histórica del siglo XVII en la que tres mujeres sobreviven la travesía en barco de Francia a la Reunión, otro de los territorios de ultramar de Francia, dónde deben someterse al matrimonio forzado, en el contexto colonialista donde el amor está prohibido entre colonizador y colonizado.

En 2011, produjo el cortometraje “Molly”, presentado en el Festival de Cine de Cannes, siguiendo a una joven cineasta Senegalesa discapacitada, Molly Kane. Era otra manera de mostrar su apoyo a la joven generación y su reconocido compromiso humanitario.

Hoy día, Euzhan Palcy todavía posee este ardiente deseo de hacer más, porque admite que no pudo hacerlo todo, siendo tan implacable al hacerlo todo a su manera, yendo a contracorriente en Hollywood, incluso llegando a rechazar una proposición de película de Steven Spielberg.
Tuvo que exiliarse a sí misma y a su talento para liberarse de la restricción del racismo institucionalizado en Francia, pero durante mucho tiempo los estudios hollywoodienses no seguirían su visión, donde la trama y los personajes eran Negros. Le comentaron que su caracterización de la Negritud, su forma de entenderlo y expresarlo, no era comercial o rentable en Hollywood.
Ella siente que debe haber pagado un alto precio, para allanar el camino para una nueva generación. Directoras como Ava DuVernay o Shonda Rhimes la tienen como fuente de inspiración hoy.

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Su persistencia en negarse a exponer la narrativa de un contexto occidental representado por personajes Blancos, rechazando propuestas tras propuestas de proyectos ofrecidos, ha sido una constante en su carrera, ya que no quería participar en una industria que niega la existencia de una experiencia Negra, comprometiendo sus creencias para forma parte del sector cinematográfico.
Está bastante segura de lo que la hace única, su resiliencia y honestidad, porque ella nunca comprometería su integridad y cuerpo de trabajo.
Definitivamente está abierta al mundo, a ideas nuevas y diferentes, pero no deja que nadie ni nada cambie su esencia en lo más mínimo.
El cine tal como lo ve, puede ser una herramienta muy poderosa para destruir o, por el contrario, ennoblecer. Lo que más le interesa del séptimo arte, es el medio que le permite la emancipación, la evolución, el crecimiento artístico a través de la exploración y el descubrimiento.

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Hoy en día, la narración visual ha cambiado, gracias a las nuevas tecnologías y los teléfonos móviles. Ya no hay necesidad de buscar fondos, con imaginación y habilidades, y difusión a través de las redes sociales, el impacto y el seguimiento son inmediatos. Este es el camino emprendido por la industria de hoy para encontrar los nuevos talentos financiando sus proyectos futuros.
Sin embargo, la otra cara de esta moneda de este nuevo fenómeno, cuando la gente se convierte en artista de un día para otro, autoproclamándose cineasta de la noche a la mañana, es la desaparición de la generación anterior, del valor de su trabajo y la lucha que han emprendido.
La industria también ha caído en la trampa del edadismo, borrando de un plumazo los pioneros del ayer, se perpetúa en una cierta ignorancia y falta de respeto hacia aquellos que lo hicieron posible, los que tuvieron que sangrar para que el milagro sucediera.

Ella alienta a los jóvenes de hoy, a capturar a través del objetivo a sus padres, abuelos y la generación anterior, para aprender de la fuente y de sus experiencias, sobre su cultura e identidad, sobre su historia, para encontrarse en ellos.
Tiene este consejo para ofrecer a una generación más joven, se trata de representar a su propia gente, crear su propio imaginario colectivo, su propia cultura e narrativas contemporáneas. Se trata de no caer en las agendas ajenas, de no perderse vendiéndose por razones comerciales, firmando para ser singularizado.
Quiere que esta generación sea consciente de la apropiación cultural, del peligro de la historia única, contada por otras personas ajenas a la identidad y la cultura retratadas, consumidas o asimiladas; torciendo la realidad en percepciones surrealistas, lejanas de la riqueza de la autenticidad.

Para concluir lo que comenzó como una nota crítica de alguien que no es periodista, estoy bastante satisfecha con este increíble viaje a través de este cuerpo de trabajo aclamado, un fiel tributo a una leyenda viviente desde mi pequeña ventana.
Diré, sin lugar a dudas, que nuestra memoria colectiva y nuestra pasado histórico, no pueden perderse ni olvidarse tan fácilmente, perdiendo tanta grandeza, talento y resistencia.

Pueden pensar que soy un poco terca, pero debo insistir, como nota final, en el hecho de que Euzhan Palcy recibió un homenaje en el Festival de Cine de Cannes en 2011 y que “Simeón”, película filmada en 1992, estuvo en la Selección de películas clásicas del Festival de Cannes en 2013.

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